SUEÑO DE AGOSTO. Tomado de sueños para un buen dormir.
Tenía una casa grande y bella, las paredes eran acuarios de diferentes azules y verdes, entre ellos una gran ventana que se abría ante la fría ciudad. Al lado derecho de la cama descansaba un pequeño mar; cientos de plantas colgaban del techo y se enredaban entre objetos, macetas y cristales. Llevaba una vida tranquila, sin precipitaciones y desengaños, sólo una imagen volaba entre los seres incrédulos que pasaban por allí. Durante el día, el vientre de la mujer crecía de una forma desbordante y quienes escudriñaban tras las puertas semiabiertas, descubrían al anochecer el mismo vientre totalmente liso. Nadie podía explicar el mundo fecundo de aquella extraña mujer y cada día crecían las dudas entre los habitantes de la ciudad, mientras tanto, ella, la de largos y rizados cabellos, limpiaba la casa, caía agua de más y las baldosas parecían ríos. El vientre de tantas dudas crecía con la luz del sol y se ocultaba al llegar la noche. Se hacía estr...