TAREA ESCOLAR
TAREA ESCOLAR
Hace
un par de años tal vez, a mi hijo le pidieron como de costumbre que hiciera un
dibujo en su maravilloso y brillante
cuaderno. Quise dejarlo solo un rato y cuando regresé pude ver una imagen muy
llamativa, algunas personas, un carro y pequeños detalles que decoraban la
pequeña hoja.
Lo
felicité por su talento y terminé con una par de halagos mientras regresaba a
mi actividad.
Pasaron
unos minutos y decidí regresar al lugar
de trabajo del dibujante y cuando lo hice, el colorido dibujo había
desaparecido y ante mis ojos se mostró una hoja vestida de color negro de
principio a fin. Sorprendida y un poco alterada pregunté qué había pasado y
dónde estaba su tarea escolar, a lo cual respondió: _ ahí está.
De
nuevo llamé su atención _ ¿dónde está el dibujo que hiciste hace un rato? Con
tranquilidad absoluta me respondió: _ mamá, ahí está, lo que pasa es que es de
noche, no se ve nada, todo está oscuro mamá.
Guardé
un incómodo silencio, lo miré arrepentida por la forma como había reaccionado y
le pedí que me explicara lo que estaba pasando.
Así
fue, me
aclaró que cómo era de noche, pasó su color negro encima del dibujo para
que pareciera más real. Me angustié un
poco pensando en lo que su profesora iba
a decir acerca del dibujo y traté de
explicarle lo inexplicable, le dije que tal vez ella se molestaría al ver esto
y que posiblemente iba a pensar que no había trabajado.
De
nuevo me tranquilizó, estaba decidido. _ mamá, para que la profe no crea que lo
único que hice fue colorear de negro esta hoja, hice el dibujo debajo para que
ella vea que sí trabajé mucho y
así podré sorprenderla.
No
tuve más remedio que abrazarlo muy fuerte, era una enseñanza más que me
proporcionaba mi hijo en medio de su inocencia,
solo le hice una última recomendación, le pedí que le explicara a su
profesora la temática de la tarea, pues temía que si sacaba una mala nota se
iba a sentir muy frustrado.
Ahora
que lo pienso, creo que la maestra de esa época era muy cariñosa, creativa y
escuchaba a sus niños, no sé por qué mi angustia, seguro ella era más
perceptiva que yo y sin necesidad de mis recomendaciones, ella lo hubiera
comprendido todo.
Ese
día descubrí que mi hijo era muy talentoso y que aunque sus dibujos no
respondieran a la estética tradicional, estaban cargados de historia y eso los
hacía especiales. Hoy a sus ocho años sigue pintando, a veces lo hace bien,
otras veces lo hace mejor y algunos días simplemente no quiere y se limita a
ser responsable. No puedo decir que será pintor, dibujante o diseñador y la
verdad no me preocupa pensar en eso, tan solo quiero que sea feliz pinte o no
pinte.
Escuchar a nuestros niños es más
que una tarea, es un acto de amor y de fe. Sentarnos para escuchar lo
que tienen que decir y profetizar
debería ser una promesa diaria, permanente y eterna.
Los niños tienen toda la
sabiduría necesaria para vivir, son
la creatividad hecha madre, la imaginación hecho camino y la fantasía una
forma de estar y permanecer.
Un grupo de niños no es más que
un laboratorio de sueños y un universo de amor.
|
Los niños en casa transforman nuestra percepción de las
cosas, nos prestan sus alas para volar,
creen en ellos mismos más de lo que un adulto puede creer, tienen fe en
lo que hacen y sus argumentos son inquebrantables.
Tomado
de: COSAS DE NIÑOS (CONVERSACIONES GENUINAS)
Claudia
Patricia Arbeláez Henao. Docente en ejercicio.
(Ciudad Santiago de Arma. Rionegro- Ant.) Colombia.
Comentarios
Publicar un comentario