AL PRINCIPIO FUE EL VERBO. A manera de invitación. Cuarta parte.









AL PRINCIPIO FUE EL VERBO

El acercamiento que he tenido con los niños de todas las edades, me ha llevado a la reflexión y al reconocimiento de toda la grandeza y el espíritu que habita en ellos, quienes disfrutan plenamente de la música en la palabra y la tinta; reto florido, amoroso y pleno que nos conduce hacia la libertad.

Son los niños y los jóvenes quienes reclaman la narración de hechos paradisíacos, anécdotas y cuentos de las cavernas y bosques encantados. Considero que la tradición oral es una vía para la promoción de la lectura en sus inicios y una fuente de memoria sociocultural. En esta misma medida, es grato sentir la mirada de nuestros jóvenes cuando escuchan las voces procedentes de las páginas más rubias y polvorientas, ancladas en el tiempo; una luz se percibe en sus ojos y se disparan alertas con un solo propósito: disfrutar.


La tradición oral despierta la imaginación, conduce hacia la creación y aproximación a lo mítico y legendario, ayuda a la construcción y transformación del pensamiento colectivo a partir de la visualización personal y profunda; es como volver a los orígenes.

Y es precisamente el conocimiento de los orígenes, lo que me seduce.  Hemos olvidado poco a poco los inicios, los que había y sucedía antes que fuéramos sometidos al no recuerdo.  La idea de una sangre madre, el palpitar de una tierra donde nuestros antepasados danzaban junto al ritual de la palabra sanadora, es seductor a cualquier oído.

Conocer nuestros orígenes es un paso para lograr el reconocimiento de lo que ahora somos, hacemos, conocemos y vestimos; a palabra entonces facilita la remembranza y nos hace cómplices del advenimiento.

En el aula la promoción de la cuentería, la lectura en voz alta y todos los eventos que convocan al encuentro con la palabra espontánea, viva y recreada en la voz humana, sirve para refrescar las memorias.  

Recordemos que al principio fue el verbo.

La voz en la narración y la lectura oral están mediadas por la musicalidad, el matiz que requiere cada sílaba pronunciada, la personificación, el encanto de lo gestual y la expresión corporal que sobreviene a los hechos y los sentimientos es lo que genera una posible identidad con lo remoto, lo profundo y lo certero en el canto popular. Si a esto se le suma el arte de la simulación, el remedo que se hace de los colores, el juego de los sonidos y el disfrute que se percibe en la piel de quien habla, cuenta, comunica o elabora un discurso, descubriremos elementos que se hacen atractivos al oído de cualquier persona, sin importar su edad.

La voz más que un don, es un ritual y un respiro que nos permite esparcir nuestras vivencias hasta trascender el amado silencio.


Tomado de: A MANERA DE INVITACIÓN (CUENTOS Y OTROS ENSUEÑOS).  

Colombia








Comentarios

  1. UNA VEZ MAS, MIS FELICITACIONES Y RESPETO. HERMOSO TRABAJO EL SUYO !!!

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    1. Hola Hugo, gracias por seguir mis publicaciones que son producto de tantos decires y sentires. Eres muy generoso con tus comentarios. Bendiciones.

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