¿POR QUÉ LEO? Quinta y última parte.
Al atardecer me
abrigo, escucho con emoción la fuerza de su gesta,
vienen guerreros abarrotados
de sueños y cantos, trayendo en sus
bolsillos pedazos de acertijos y sentires
que luego serán copias
de nacientes manuscritos para vivir eternamente sobre la
faz de la
tierra aunque sus voces deban cruzar los linderos de la justa muerte.
Cuando lees todo puede
pasar, aún lo insólito, te encuentras
escrito en algunos momentos, sientes que
es a ti a quien alguien
escribe, te descubres soñado por otro, amado y
perdonado.
Te encuentras con personajes de otrora, con los que has compartido
tu dulce niñez sin
conocerlos, descubres que eres un pedazo de
inspiración para un ser que se
detuvo a mirarte, dejas de
ser un hombre para convertirte en arena de una gran
playa sobre
la que se cose el tiempo. Por todo esto, no es difícil encontrar
lectores que se transforman, se dejan beber y atravesar, aman a la
mujer de vestido
suelto y ojos negros de los que habla el artista
de la palabra.
La verdad, no sé dónde comienza
mi
deleite por la escritura y
el
amor
por la lectura; no hay trazo que defina
dónde comienzan mis
afectos o cuál se hizo primero;
es por eso que a veces no sé
diferenciar
entre cada acción creadora, porque no sólo crea
quien
escribe, lo hace
también quien lee y se hace palabra a
través de
sus ojos y sus manos.
No bastaron las
mil y una noches para abastecernos de glorias y
volar sobre la alfombra mágica,
esperé frotar la lámpara de Aldino
para atravesar toda posibilidad y estallar
en la aventura de
Simbad en eternas travesías por los mares en los que nunca
mojé
mis dudas pero que siempre navegué.
Vestí los trajes
de espadachines milenarios, escuché las voces
atascadas de almas entre rejas
que evocaban al unísono el secreto
de los gladiadores mientras leía bajo el
limonero reverdecido en
un sueño ermitaño de mi juventud.
Abrí
junto a los hombres la caja de pandora, no me resistí; así
fue como conocí la
esperanza y ahora la llevo como llave de mis días,
aunque alguna vez haya sido
derrotada por inquietos molinos de viento.
Tomado de: LAS PALABRAS Y YO
Claudia Patricia Arbeláez Henao
Colombia
Bello poema. Me gusta como conquista a las musas. El que crea poemas es un poderos@. Y, usted no es la excepción profe. Bonito día le deseo.
ResponderEliminarBello poema. Me gusta como conquista a las musas. El que crea poemas es un poderos@. Y, usted no es la excepción profe. Bonito día le deseo.
ResponderEliminarRafael Felix, de acuerdo contigo. Tus escritos tambien engolosinan.
EliminarQué bueno este encuentro entre seres de palabras. Un abrazo ambos por llegar hasta aquí con tanta calidez y generosidad.
EliminarRafa, ya te vas quedando como parte de mi historia de decires. Gracias por tu bondad y grandeza de corazón. Bendiciones.
EliminarEscribes porque escribes, lees por la misma razón. Eres una enamorada de la vida de la palabra en todas sus manifestaciones, y con ellas, cual lampara de aladino, trasladas al lector a los brasos del encanto por leer, por escribir, por sentir, por imaginar, y en especial, por esperar tu proxima entrega. Un abrazo compañera paisa.
ResponderEliminarNauro... dile en plural: SOMOS enamorados de la palabra en todas sus manifestaciones,por eso la vida nos encontró. Gracias y bendiciones a ti y a tu familia. Será hasta que un día nos podamos ver. Tan lejos y tan cerca, ¿no? Un abrazo.
EliminarAmbos me cautivan con su palabra. Paulatinamente me convierto en asiduo seguidor de sus poemas escritos y relatos.
ResponderEliminarMil Gracias por esos comentarios bonitos. Me animan a seguir escribiendo mis modestas reflexiones. Un Abrazo Gigante a los dos.
Buenas Noches.
Graaacias Rafael. Eres siempre bienvenido. Bendiciones a ti y a los tuyos.
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