ALUNA Y EL COLIBRÍ. INVITACIÓN.
Escribir
nunca fue una decisión, es un camino que sigo a diario sin poder apartarlo por
un momento. No es una vocación como tantas, es un ruego, un asunto interior que
viene conmigo desde antes de nacer, estoy segura de esto; de otra forma podría
renunciar a esta necesidad, hacerme a un lado e interesarme por otras cosas.
Me siento testigo,
confío en la palabra que cura y reverdece los campos, creo en la poesía que se
abre como un abanico para acariciar las vidas de quienes sucumben al dolor,
abrazo el verso que da poder, estremece, restaura, respalda y acompaña; hablo
de esa poesía que enciende la llama.
Estoy aquí porque no concibo mi vida sin la escritura; reconozco a mis maestros, los ecos que antecedieron mis decires y que aún me acompañan en esta irrefrenable búsqueda. A mis maestros los hallo en la poesía que me sacude, pero también en la que me provee de formas y nuevas miradas. A mis ellos, los sigo por su incandescencia, su ímpetu, la nobleza de sus palabras y la claridad al cantarlas.
Mis maestros son viajeros, de verso limpio, algunos silenciosos en el tiempo, otros de brillo intenso reposados en grandes bibliotecas, con sus poemas en pasta dura y letra indisoluble. Otros han abandonado este lado del mar y ahora desde una esquina vigilan la pluma que se resiste en cada hombre, mientras juega a hacerse verso.
Poesía ágape, a veces silencio.
Reconozco el sentir poético en las mujeres que
me rodean y lo aplaudo, me veo en ellas siempre que levantan su voz, ellas me
bañan de motivaciones para seguir este tránsito innombrado.
Celebro la existencia de los seres que cultivan
el arte en cualquiera de sus manifestaciones y que, como yo, hacen de su
existencia un nuevo alumbramiento cada mañana.
Puedo entenderlos cuando me hablan de su deseo y me uno a ellos porque
su fuego alimenta el mío.
Hoy entrego este nuevo pedazo de mi vida, Aluna y el colibrí. Aquí tal vez me
repito de la manera en que se repiten mis dudas, hambres y travesías. En él, reitero el sabor de mis largas
esperas, los olores de antaño, la posibilidad del reencuentro, mis divagaciones
y las guerras con las “ellas” que me habitan.
Aluna y el colibrí representan el aliento de paz que quiero alcanzar, la común unión que se ha perdido y el rescate de la voz primigenia que me persigue.
Sostén mi carne - dijo - y Atlas no entendía
la profundidad de las palabras
El
lobo desde su jauría
convierte
los aullidos en promesas
ella,
domadora de versos
entre
el flirteo de los espíritus del bosque
llega
hasta su tumba y lo acaricia
revive
el último clamor
y
después de una venia
recuperan
el respiro.
Una vez subas las escaleras
cuando caiga la noche
toca la campana setenta veces siete
supera el miedo
el mar de loto rojo se abrirá ante tus ojos,
decía el abuelo de barba tupida y danzante.
Asalto
atarrayas para sacar los secretos enclavados
en las
profundidades de la mar
y con
ellas el tesoro que dejó un navío
antes
de regresar a su tierra.
Aguas
bravías que barren los arenales
bullen
entre las rocas
espolones
las
espumas y las sales.
¡Cuántas
penitencias por unas promesas rotas!
Amo la
esperma que se riega
mientras
hierven las velas
sobre
el candelabro cerca a la ventana,
me
habla de años
a
veces, anclados en las paredes
de los
días fértiles que se hamacan entre olas.
Adosadas
las memorias
con el
grito jactancioso
después
de tantas caricias.
Caen semillas del violín sobre la playa
y se derraman en océanos de cantos
como flores
hasta agotar la noche.
Contemplo las partituras agazapadas en tu noche
mientras arqueas tu poema.
Aúllo en cada canto
como una ella
en medio del bosque.
Amo la paz que da la lluvia
y mientras la amarro a mis
oídos
hilvano los recuerdos de los
lugares
que a cuestas llevo.
Todo se vuelve poesía ante tu mirada que lo escudriña
ResponderEliminary es alimento que siembras
en surcos fértiles,
renglones orgánicos
listos para ingerir
al leerlos.
Gracias mi querido poeta. Eres muy generoso y especial.
EliminarAsombro!!! Eso me produce lo que acabo de leer, poemas con un sentido tan puro y natural que me descubre jardines donde el dulce silbo de la libertad deja en los aires de mi imaginación una luminosa transparencia.
ResponderEliminarTe Felicito Claudia.
Eres poeta nata
Hoooooooooooola Poeta. Eres muy amable. Agradezco tu presencia.
EliminarClaudia, buenos dias. Me había perdido por años tus poemas. Hoy desayune con los de esta entrega y me nutrí con tus versos cargados de retos y esperanzas.
ResponderEliminarMil gracias Nauro. Estábamos un poco perdidos, la verdad. Aquí estamos de nuevo, nunca es tarde para el encuentro. Un abrazo desde la distancia.
EliminarLeer cada palabra y en ella encontrar la ternura, la sensación, el color, la melodía y el asombro. Sentir tu alma ahí en una líneas es maravilloso
ResponderEliminarMujer hermosa, Esperancita. Gracias por estar en mi vida aún desde la distancia. Un abrazo hasta tu casa. Bendiciones a ti y a los tuyos.
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