Ficha número 4. EL BOSQUE DE LAS MIL LUNAS

 


EJERICIOS DE FLEXIBILIZACIÓN DEL PENSAMIENTO

 

EL BOSQUE DE LAS MIL LUNAS

 

Espacio para la ilusión, la sorpresa, la alegría, la flexibilización del pensamiento.

·         se puede leer este texto como acompañamiento antes de dormir, proceso creativo en grupos, trabajos de desempeño artístico o sensibilización.

 

Para tener en cuenta:

 

·         Se invita al lector para que acompañe el ejercicio con aromas de libre elección para dar fuerza a la narración en el momento apropiado. Estas selecciones se harán con anterioridad y se tendrán a disposición antes de iniciar el proceso para incorporarlo de una forma creativa y acertada.

·         Se sugiere motivar la lectura de ciertos eventos, con música alusiva a la invitación y dar espacios entre lecturas para posibilitar la ensoñación.  Queda libre la opción de retroceder en la lectura, repetir ciertas líneas o ampliar el repertorio con las ideas propias.

·         La lectura debe ser pausada y armónica para hacer posible el encuentro del oyente con los personajes y los paisajes. Dada la profundidad y la forma del acto narrativo, el lector debe preparar con anterioridad el ejercicio y leer en repetidas ocasiones para encontrar así su ritmo interior y compartirlo de la forma que se desea.

·         Se debe inducir a la finalización del viaje tal como comenzó. Llevarlos al dulce despertar, suave, lento y progresivo antes de abrir los ojos, como enderezar la espalda en caso de que estén sentados, extender los brazos como los gatos, mover los hombros en pequeños círculos y demás estrategias para regresar.

Es posible que la actividad culmine en el ensueño, esto no significa que el proceso esté mal inducido, a veces suele interiorizar el texto de tal manera que se hace onírico.

La experiencia con los bosques encantados, permiten trabajar la imagen, las propuestas artísticas con los niños o personas de todas las edades. 

 

Dice el lector A VIVA VOZ:

 

-Cierra los ojos, respira lento, aquieta tu espíritu y sigue el curso de mis palabras.  Entraremos en un bosque encantado, mágico de verdad, pero antes entrégate a la voz del cielo y que nada te turbe, ningún sonido exterior de saque de aquí.

Camina junto a mí, imagina que entras en un lugar apacible, donde se respira tranquilidad, es un verde y maravilloso espacio de seres básicos pero infinitos.  Verás a la entrada de este gran paraíso pájaros de colores sostenidos en el aire, en un incesante aleteo que te dan la bienvenida con sus cantos y trinos. Mientras esperan detenidos en el aire, se sienten dulces y frescas esencias como si la danza de estos seres fuera suficiente para saborizar la vida; aquellos pájaros azules huelen a romero, los amarillos a vainilla, los rojos destilan aromas de fresas silvestres, los verdes huelen a jazmín, los blancos a flores de azahar y los negros a guayaba madura. Mientras las aves aletean, los olores se hacen más intensos.

Siente la magia de estar rodeado de aves con olor a naturaleza y bondad.  en este lugar se respira gloria.

Mira cómo se acercan hacia ti, se posan en tus hombros, beben del agua que llevas en las manos y se cuelan en tu ropa de silencio.

Los pájaros son seres de extensas alas, recorren el universo entero y llevan mensajes de alegría a diversos bosques encantados; no olvides que mientras estás navegando en este mar de aromas, hay otros seres de piel en otros espacios de amor haciendo este mismo viaje.

No temas si los árboles también extienden sus ramas intentando tomar tus brazos, querrán danzar contigo al ritmo del trinar de los pájaros en fiesta.

Abraza a los árboles a tu paso, podrás sentir la fuerza de la tierra, el respiro de los antepasados vibrando a través de sus raíces y te llenarás de vida. Dicen los ancestros que acercase a los elementos de la tierra y el aire da vigor y paz.

Sigue respirando tan suave como puedas, no hay retos ni metas, sólo debes disfrutar de la cercanía de los seres que habitan los mundos posibles y recostar tus sueños.

Sigamos caminando por entre la floresta. Tu respiración sigue siendo más suave, pausada y las hadas de tantos bosques abren sus manos a tu paso.

Ven conmigo, mira cómo brotan de sus manos regalos de natura para refrescar nuestras noches de cansancio. Nunca estas hadas se han visto tímidas ni lejanas.

Detente, observa las hadas más pequeñas, de sus manos abiertas brotan estrellas, unas más grandes que otras, pero de brillo intenso para colgar en el cielo antes de volver a casa.

Las hadas de cabello bermejo caprichoso y ondulado, abren sus manos llenas de mariposas que revolotean al compás del viento.  Estas pequeñas volantinas no escapan, permanecen en este su hogar esperando la visita de seres como tú para jugar a la vida.

Las hadas de ojos esmeraldados y cabellos plateados, abren sus manos repletas de semillas que caen sobre el campo para abastecernos de frutos y florear el paisaje. Abre tus manos para que recibas tantas semillas y flores como puedas, las demás caerán sobre la grama para adornar el hermoso e inmenso bosque.  Los caminos de fantasía son coloridos, huelen a hierbabuena, anís y cidrón.

Tómate tu tiempo, no tengas prisa, recuerda que aquí no hay relojes que lo marquen y lo limiten. Mira cómo las aves siguen cantando y las hadas te van indicando el camino.

Las hadas cantarinas de cabello violeta abren sus manos lentamente para que salgan letras y palabras de diferentes honduras y así la humanidad pueda hacer poemas, trovas y rondas de colores.

Las hadas doradas tienen brillos secretos, cuando pasas junto a ellas, abren sus manos y dejan caer su magia para iluminar el planeta desde lejos.  Puedes llevar a casa luces en tus bolsillos, pero solo los podrás utilizar siempre que no pierdas tu capacidad de hacerte fantasía.

Las hadas vienen de cuento en cuento buscando almas alucinantes que quieran viajar de verso en verso, de canto en canto.

Al llegar la noche se juntan las hadas alrededor de las arpas suspendidas en el aire y junto a su hermoso cantonear se dejan llevar en un significativo vaivén hasta caer rendidas de tanta felicidad sobre la grama.

Sigamos el camino señalado, vibremos al calor de la tierra que se expande bajo nuestros pies descalzos y demos paso al olvido de las penas.

Debes saber que los bosques encantados son inmensos, tanto así que no caben en los pueblos y ciudades, debes abrir un espacio en tu mente para que allí acampen. Los habitantes que allí florecen son invisibles a la mirada de los hombres y mujeres que se han perdido en los albores de la adultez.

Los perfumes son cada vez más intensos, descubre el olor a rosas y canela, déjate llevar por el bálsamo pestañeante de las flores, los pájaros y la brisa que refresca y vive con soltura este viaje.

Antes de regresar, memoriza cada color y esencia para contarle al mundo que has visitado un bosque encantado donde es posible hablar con las aves y hacer alborada de destellos con las hadas de otros tiempos.

 

SEGUNDO CAMINO

 

Después de tanto canto, mira a tu alrededor aquellos enanos jugando al escondite entre árboles, cantando las rondas de tiempos lejanos y hazte uno con ellos. Los hombrecitos suben y bajan, trepan y caen sobre colchones de hierba fresca como livianas plumas.

Ven a jugar, déjate llevar mientras las hechiceras repasan sus recetas mágicas antes de ir a comer.  Las mujeres de poder viven en gigantes troncos, pasan sus días entre hechizos, conjuros y pócimas secretas buscando la fórmula precisa para que los niños paren de crecer y puedan seguir soñando pese a los años.  Los himnos de las hechiceras son plácidos y bellos, con ellos, alejan el odio y la maldad. Tienen poderes sobrenaturales y con su magia atraen toda la generosidad desbordada en la inocencia de los niños para alimentar al mundo y que no muera la paz.

Allí en la copa de los árboles ves violinistas, chelistas que brotan en notas sin un tiempo ni un espacio, por eso vuelan entre cuerdas viendo desde lejos lagos, ríos, quebradas y pequeños mares.

Escucha con amor los acordes, respira suave y lento, descúbrete parte de la música celestial y déjate llevar. Suelta tus pensamientos, entrégalos al instante, disfruta de la paz y los momentos de placidez que dan los seres de música.

Asómate a las ramas de aquellos árboles milenarios, donde están los búhos contando historias, seres alados con voces de luz que salen cuando llega la noche. Escucha con atención:

-          Este era hombre que tenía cuatro brazos, en el primer brazo sostenía el sol, en el segundo cargaba la blanca y menguante luna, en el tercer brazo sostenía la lluvia y en el cuatro la primavera.  El hombre tenía como oficio jugar con los cuatro elementos, pasarlos de brazo en brazo, hacerlos danzar y conjugar las estaciones.  Es por esto que a veces llueve, sale la luna y el sol o se juntan en hermosos giros para dar luz a los buenos momentos, los tiempos y las formas.   Así Concluyó el búho mayor.

 

Los búhos conservan el saber, ellos conocen el principio de todas las hazañas, han escuchado los relatos de guerreros que acampan bajo los árboles cuando oscurece, han memorizado los antes y los después y se hacen dueños del paso del tiempo.

Cuando los búhos descansan, aparecen los gnomos recitando poemas de niños para los adultos que se niegan a crecer, bailan, se hacen fiesta y amor entre lazos de bondad.

Los Tartarines, esos seres de veinte centímetros de estatura, delgados, pelirrojos, de piel verde como el prado y cabellos largos, hermosos espíritus del bien, se dejan ver entre los árboles más viejos, haciendo coro con los gnomos y seres maravillosos de otros cuentos no menos antiguos.

Brotan de la nada los Drajairas, seres viajeros de luz. De su cabello se desprenden brillos, de sus manos salen visos de colores, miden 30 cm, sus rasgos son finos, son delgados, su cara denota dulzura; en lugar de hablar, cantan y cantan y no paran de cantar. Cuando están cansados y su voz se agota, entran a sus cuevas mágicas, toman bebidas aromáticas con miel y duermen un rato hasta que su voz recobra la fuerza.  Has llegado a otro gran universo de notas cósmicas y te haces llama.

Saltan los elfos y los fantasmas atraviesan las paredes de los castillos, abren habitaciones y cierran ventanas a su amaño.

Aparece el hombre de barba rojiza, larga cabellera y una voz que alcanza el cielo.  Junto a ellos se dejan ver casas circulares de colores, unas altas, otras bajas y en cada una de ellas, seres de amor que nacen en los hogares que buscan su presencia.

 

TERCER CAMINO

 

Llegamos a un lugar de seres invisibles, notarás su presencia porque cuando están cerca, se te eriza la piel. Huele a canela, frutos rojos y flores frescas; las hojas crujen al ser pisadas, pero no dejan huella de su paso.  Reconocerás a los seres masculinos, porque aprietan tus manos al pasar, sabrás si son mujeres, porque sientes sus abrazos maternos.  En este lugar no hay distancias, por eso percibes una constante cercanía y podrás escuchar voces de estos maestros si tu silencio también es interior.

A la entrada del tercer camino hay un guardián, con una planta sanadora en sus manos, acaricia cada cicatriz hecha de niño, las del cuerpo y las del alma, te dejará entrar una vez estés listo para seguir soñando. Te pedirá que no cuentes a nadie lo que has visto, te dirá que no debes dudar y que por más años que tengas, nunca dejes de creer.

Más adelante encontrarás al guardián de los secretos, este hombre alto y de gesto alegre, tiene en sus manos grandes canastas para guardar las ilusiones de los niños que vienen a su encentro.   A él le podrás contar tus dichas y aventuras, confiar tus anhelos y juegos por siempre. Tus deseos estarán a salvo en los brazos del hombre que pocas veces habla pero que sabe escuchar mientras tus palabras brotan al ritmo de las melodías más cálidas y sentidas.

Los guardianes pocas veces duermen, no sienten cansancio, se aquietan ante el paso presuroso y se bañan en enormes cascadas de agua fría. Cuando salen de paseo visitan otros bosques, juegan con las hadas, las aves, los enanos saltarines y recogen frutas y semillas para preparar la cena.

Dicen que estos hombres cuando se enamoran, conquistan a sus princesas con hermosas baladas acompañadas de un toque de guitarra, arreglos florales que cuelgan del cielo y cestas de estrellas para iluminar sus caminos si es que deciden aceptar las propuestas de amor eterno.

 

 

CUARTO CAMINO

 

Entra, esta es tu otra casa.  Mira el prado, los helechos se han hecho cama, los humedales como tendidos de historias ha crecido.

Camina, encontrarás mujeres que prestan sus ojos para llorar esos cristales que al caer se convierten en agua, riegan las flores y mojan la tierra; permanecen detenidas en el aire con sus pies invisibles, tal vez cubiertos por las eternas franjas de colores, quieren hablarte de cosas bellas, sólo escucha la voz de la verdad en cada palabra y déjate llevar.

Se ven llegar las mujeres del viento, estas danzan flotando sobre flores de diente de león, sostenidas en ellas, no lloran cristales como sus hermanas, sólo bailan y bailan mientras llueven sus finas plumillas sobre el pastizal.  Sus voces son mágicas y como un truco del destino, tu voz alcanza la misma intensidad. 

Aparecen doncellas sostenidas en olas que brotan de la tierra, sus cabellos dorados simulan la caída del sol y de sus pies emergen las aguas. Junto a sus pisadas de mar nadan peces de diferentes luces; saltan y juegan enredados en sus piernas.

Podrás quedarte un rato presenciando esta danza inusual entre mujeres y recortes de naturaleza que se dejan ver porque tú lo has pedido.

Estas mujeres permanecen bajo el cuidado de los duendecillos que acampan sobre los herbazales.  En la noche estos hombres de piel extraña prestan lámparas y antorchas para iluminar el camino de los visitantes, que como tú se atreven a soñar por encima de toda duda o prohibición.

Junto a los duendecillos están los hombres Canto de fuego, reciben ese nombre porque se dice que muchos seres han caído presos de su voz y se hacen llama por siempre.  Es muy fácil caer afincado en la voz de un hombre de versos en música, no olvides que la palabra tiene poder.

La hora del fin ha llegado, deberás salir del bosque encantado, sigue respirando lento y profundo, regresa con tranquilidad y abre tus ojos.  Espero que este viaje quede por siempre en tu corazón y puedas repetirlo una que otra vez hasta incorporarlo en ti por siempre.

 

 Tomado de: A VIVA VOZ

Claudia Patricia Arbeláez Henao

Registrado conforme a la ley.









 

 

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