PEQUE, EL LEÓN MUECO
Peque, era un hermoso león
cachorro.
Su mamá lo cuidaba mucho y le
enseñaba a ser aseado y organizado con sus cosas.
Pero había algo que a Peque,
no le gustaba.
No
quería lavar sus dientes.
La mamá dorada le insistía a Peque
que se lavara los dientes para estar siempre hermoso.
Pero
Peque ya se sentía hermoso.
Mamá, seguía a Peque por toda
la casa para enseñarle a lavar sus dientes, pero Peque no atendía a sus
llamados.
Papá león, estaba enfadado y
le prohibió salir a la selva a jugar con sus amigos hasta que por fin, lavara sus
dientes.
Pero a
Peque, no le importó y se quedó en casa.
La familia León ya no sabía
qué hacer, hasta que mamá dorada le propuso a Peque un sencillo juego.
Se disfrazarían la tarde de
domingo para asustar a papá león cuando llegara a casa.
Mamá le pintó los dientes a
Peque con un poco de pintura de un viejo árbol que había cerca de casa.
Los dientes le quedaron muy
negros, así que mamá dorada aprovechó para mostrarle en un espejo, cómo
quedarían sus dientes para siempre. Pero
a Peque no le importó, igual se veía hermoso con los dientes negros.
El fin de semana llegó tía
leona con sus hijos y al caer la noche vio que se lavaban juntos sus dientes.
Peque salió huyendo. Su primo
mayor corrió tras él hasta alcanzarlo y cuando lo tuvo cerca le preguntó por
qué huía.
Peque le contó que no le
gustaba lavar sus dientes. Así que su
primo le dijo: - Lo siento por ti, querido Peque.
- Cuando seas más grande, tus dientes se caerán y
no podrás comer tus platillos favoritos, no te traeré tortas de carne y comeré
lo que tu mamá sirva para ti en la mesa.
Te pondrás flaco y débil y no
podrás salir a jugar con nosotros, solo podrás tomar agua.
Nadie querrá visitarte en tu
lecho, porque preferimos correr, saltar, cazar y rugir.
El primo mayor de Peque lo
dejó solo y regresó a casa cantando y riendo.
Peque lo observaba desde lejos
y al rato, muy pensativo, se fue a dormir.
Pero tuvo una pesadilla, soñó
que sus dientes se caían y era un león mueco.
Así que se levantó espantado y
fue a buscar su cepillo de dientes y se lavó a escondidas.
Al día siguiente, Peque le
contó a su mamá dorada, que ya quería lavar sus dientes y que, por favor, le
sirviera un delicioso postre.
Claudia Patricia Arbeláez Henao
Colección de cuentos para niños
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