RECOBRANDO EL VALOR DE LA PALABRA. A manera de invitación. Sexta parte.
RECOBRANDO EL VALOR DE LA PALABRA
Para muchos la palabra ha sido la flecha que se lanza y nunca regresa,
ha representado la maldición, el hechizo y el engaño. Para otros, la palabra no alcanza a definir
las cosas más inquietantes del universo, sus enigmas y secretos. Es verdad que la palabra es poco para
expresar las sensaciones que surgen de la muerte y el dolor; sin embargo, por
tiempos también ha servido de conjuro, llamado, súplica, plegaria y
oración. Es la palabra la que permite
engrandecer el ritual, los momentos, las festividades y las caminatas de los
hombres que cruzan senderos en noches de luna llena. La palabra reúne, alivia el llanto de los
niños, alienta, acerca a los habitantes de unos y otros poblados sin importar
la distancia; además es un espejo.
Hay palabras que calman el dolor, la ira y el desasosiego. Otras sirven
como estimulantes de la creatividad, la locura y la alegría en hombres y
mujeres de cualquier credo. La palabra
es un remedio en horas de soledad, un aliciente en estados de zozobra o
inapetencia, un abanico en tardes de sofoco.
La palabra es utilizada por el chamán, el sacerdote, el gurú, el
maestro, el sabio y las parteras para curar, dar tranquilidad y ayudar a creer
en nuevos arroyos para saciar la sed; es
sanación, fuente de gracias, puente entre la realidad y la imaginación, el
presente y el futuro, el más allá y las paredes que separan nuestras casas.
La palabra importa cuando deja de ser simplemente una forma de
comunicación para convertirse en una luz, una fuerza unificadora y
atrayente. Con la palabra seducimos, realizamos
sueños y afianzamos antiguos sentimientos entre los mortales; por la palabra se recuerda al amigo y al que
se ha ido corriendo a la eternidad. Por
la palabra se conoce al verdugo, al ángel o al confidente, al sabio, al necio o
al rufián, al artista o al señor de las canciones tristes.
Gracias a la palabra las cartas tienen respuesta, los libros se tocan,
los descubrimientos vuelan hacia otras primaveras, los mensajes sobrepasan el
infinito y las plegarias llegan a oídos de los dioses.
Tomado de. A MANERA DE INVITACIÓN. CUENTOS Y OTROS ENSUEÑOS.
Colombia
EL VIEJO Y EL NUEVO HOMBRE """ Que bonito...
ResponderEliminarQue buen escrito...muy amplio, certero, fino y sutil para solo mencionar el poder del lenguaje y su juego en la existencia..
ResponderEliminarCon un par de palabras intento agradecer la exegesis que claudia ha hecho sobre en sentido y esencia de la palabra. Gracias, muchas.
ResponderEliminarCon un par de palabras intento agradecer la exegesis que claudia ha hecho sobre en sentido y esencia de la palabra. Gracias, muchas.
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