LA BRUJITA QUE NO SABÍA VOLAR.
Había una vez una brujita que no sabía montar en escoba,
No
sabía volar
Lloraba desconsolada por ser una
bruja diferente.
Su madre la llevó a la tienda de escobas.
Había escobas de colores
de motor súper galáctico
de tres velocidades
escobas mecánicas, de paja y
cepillo.
Escobas a prueba de lluvia, de intensos rayos solares y granizo,
escobas clásicas, mágicas, barredoras, tradicionales y modernas.
Pero la brujita no quería volar en
escoba, temía a las alturas y no le gustaba la velocidad.
Su padre le dijo que no se preocupara, le daría un avión, un globo o una
cometa gigante, pero ella no quería volar.
Una
noche soñó que viajaba por los montes, bosques y selvas en una bicicleta y que
así era muy feliz.
Al día siguiente dijo a sus padres, que lo que quería
era una bicibruja.
Sus
hermanas se asustaron un poco, porque la tradición era volar en escoba como lo
habían hecho de generación en generación.
Su abuela que era una
mujer muy sabia la apoyó.
Pensó que no había
problema en esto,
pues todas las
brujitas no tenían que ser iguales.
Anita, era muy
especial desde que llegó a la vida y esto no la haría menos bruja.
Después de una reunión familiar, los padres de Anita, la acompañaron al mercado popular y buscaron una hermosa bicibruja de color negro y en lugar de un sombrero de cono, llevaría un casco sobre su cabeza.
Desde
aquel día Anita, fue muy y feliz y
aceptó
confiada, que era única.
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