ESTRATEGIA
ESTRATEGIA
Puedo pedir al cuerpo
que no diga,
no haga,
no bese
pero al alma…
¿Qué se puede pedir al
alma cuando una dulce presencia nos
sorprende con su azul aroma?
Necesito entonteces el
lenguaje para ocultarme
desbordarme sin
promesas
tan solo ver el día que
nace y la noche que regresa incansable
para recordarme
insistente que no tengo el permiso para
soltarme
y aunque mi cuerpo se
debilita minuto a minuto
no hay más que una
posibilidad,
amarrarme a tu abrazo
que un instante parece infinito;
eterna fantasía.
Y al final, cuando las
horas se agoten estaré limpia,
habré encontrado el
sosiego.
Escribir tan lento y
ancho poema es tan solo una estrategia,
con él quiero detener
gota a gota el tiempo para que no se acabe
y así en cada pausa escurrirme
en tu vientre etéreo;
débil cuerpo dispuesto a la guerra.
Te haces cascada para
purificar mi figura,
me haces lienzo y me
pierdo en un color que perpetúa esta fuerte plegaria;
así te canto sin que nadie lo note,
escondo tus promesas entre
líneas secretas
y con todo esto cuando nazcan las preguntas podré decir:
es tan solo un poema
que escribí.
Y te imagino brotando
de la nada como si fueras todo,
pido en un total abrazo
perderme en tu aliento y a hurtadillas ir hasta tu cuello para besarlo hasta
gastarme,
meterme en tu piel aunque sea por un momento sin
sonrojarme
así distraer el día que
nace
hacerme cometa para volar aún atada a la tierra
y volver sin perder el
rumbo.
Y eres luz atrapada en mi espalda
rayo atravesando cada
uno de mis pechos.
Ahora que todo está
dicho
me despojo de vejeces
siento la calidez en el
crepúsculo cuando dice que es posible reconocer desde la distancia, tu suave respiración,
tu corazón latiendo al
paso del tiempo,
tu faro altivo cabalgando
lento hasta explotar como un volcán
sobre la cima de aquel
centro donde nace Venus
para beberse el pudor hasta perder el juicio.
Una y otra vez nacerá la caricia cadenciosa haciéndose baile.
Es así como se puede
palpar sin miedo y vivir a escondidas libres de presagios
intocable,
imperdonable,
a veces inasible
imborrable
Soy trigo ajeno y
aunque en mi campo
no se despliegan aromas
de libertad
ni se multiplican los
granos al retozar de un sueño,
temo que allí estaré, firme, inconsolable
mujer de este siglo y
del otro,
atrapada por una culpa
queriendo como sal de
mar en otra isla.
Y puedo ver más allá de
tu imagen
riachuelo que salpica
mi espíritu errante;
busco perdonarme por un
pecado que arrastra,
me persigue para que
caiga
ataca aún sin haber
nacido
porque la bruma que se pone
entre los ojos y la piel
no ha permitido que
flote en tus aguas.
Sigues allí
perturbando mi memoria
mis días
mis noches traviesas en
otro aliento.
Sigo quieta
Seguimos inquietas
sin poder hablar
sin poder anclar
con un broche
desangrando nuestras bocas para no cantar
y somos Marías Flores Soles
Lunas Margaritas Emperatrices Amalias
Cristinas Luceros Amandas
Analías
Escondidas como
crisálidas
amando
esclavas de una aurora
que no existe
plebeyas, callejeras, ligeras
princesas
tras las ventanas
asomando los ojos
porque el cuerpo se ha quedado atascado en cualquier prisión.
El sol sigue naciendo cada mañana
aunque para ellas,
para nosotras,
para ustedes
la noche siga su curso
y el espíritu haya quedado enredado en un extraño colchón
donde el satín refresca
como la lluvia y es posible olvidar
tanto cansancio;
allí donde se sueña a
cada rato con una figura de mago atascado en las piernas haciéndose luz.
¿Por qué callamos?
Carolinas, Esperanzas, Auroras
Berenices, Andreas,
¿Acaso nuestro grito
aturde tanto?
¿Y tú que sueñas por
qué te aquietas?
Mueve tu cintura al
compás de una canción que palpita lenta esperando la llegada.
No temas mudar de piel ante los ojos del nuevo amado
no olvides cómo soltar
tus bragas al calor de un nuevo sol
deja deslizar sobre tus
aladas caderas aquel ropaje que cubre tus penas
piel hecha durazno, brisa,
tiempo
como escarcha sobre el
prado.
La hora del retorno quedará
atrás
quién sabe hasta
cuándo.
Retorno soñado
retorno amado
retorno a los brazos
expectantes, cálidos y sueltos
que sin querer se
extienden esperando el día
la noche
en medio de la lúgubre presencia
que mata.
Tomado de. A PULSO DE MUJER
Comentarios
Publicar un comentario